Paisaje Interior

Como un elemento más del paraje residencial de la siempre pujante ciudad de Bernal, Provincia de Buenos Aires, esta casa, de impecable lenguaje racionalista-plasticista, domina desde su implantación una suerte de mimetismo que va desde lo morfológico a lo cromático, donde la pregnancia de su austera arquitectura la tiñe de inquietudes e invita a descubrirla. Un hábitat con estética depurada que se manifiesta a través de un hilo conductor estructurado por luminosos ambientes interiores. Estancias articuladas en torno a un patio abierto central que se conjugan con la variedad de reflejos lumínicos que este “cortile” les aporta sugestivamente.
Orientado hacia el sol naciente, este vacío activo, cuyo techo es el cielo bernalés, no sólo promueve la desbordante entrada de luz natural a cada uno de los interiores sino que, además, les genera una relación más intensa con su impecable diseño paisajístico. Las fluidas circulaciones, más allá de vincular espacios, están pensadas como paseos interiores con espléndidas fugas visuales hacia el exterior. Para optimizar estas vistas y la fluidez espacial imperante, se dispusieron grandes paños vidriados de piso a techo y cielorrasos continuos al igual que el revestimiento de los solados. Idóneamente, se capitalizó lo que la orientación hacia el Este ofrece. Con el uso de persianas para controlar la incidencia de los rayos del sol conjuntamente con ventilaciones naturales, se aseguró el control climático de la vivienda y por consiguiente, un interesante ahorro del consumo energía.
El trazado de la planta, de esquema rectangular, está organizado por medio de dos niveles, distribuyendo en la planta baja las estancias destinadas a la vida social: un estudio con una nutrida biblioteca, un amplio estar contenido en una caja de doble altura, y una cocina vinculada al comedor por medio de una pieza de mobiliario de impecable factura.

En el piso superior se dispusieron las áreas que requieren de mayor intimidad y sosiego – dormitorios -, con una circulación abierta que conduce al dormitorio principal y balconea hacia el estar, y una expansión en el contrafrente – terraza – hacia la cual se abren los dormitorios de los niños. Ambos niveles se comunican entre sí por medio de una escalera de cálida simpleza formal, cuyo diseño capta todas las miradas. Recorrer esta residencia lleva a un estado de asombro permanente. Cada uno de sus espacios “habitables” es un descubrimiento de relajada sobriedad. Un límpido pero lujoso diseño arquitectónico que otorga a sus moradores infinitas oportunidades de vivir lo cotidiano en plena armonía y puro confort. Todos sus interiores, al igual que su exterior, mantienen una unidad de lectura donde se buscó una clara síntesis, tanto en los materiales y en el color como en el equipamiento ultra moderno. La cocina se constituye como un espacio moderno, luminoso y funcional, donde impera la sencillez, el diseño y la tecnología de punta. Su decoración se desplegó manteniendo un lenguaje cromático en el que son protagonistas excluyentes los off-whites, con el aditivo de toques de rojo en venecitas que imprimen calidez. El estar y el comedor se conforman dentro de un diáfano recinto. Un ámbito continuo de amenas y nutridas reuniones familiares o con amigos, que se transforma una y otra vez en un espacio de encuentro y vinculación con la naturaleza del patio central. Serenidad compositiva y buen gusto se apropian de cada uno de los dormitorios, que se presentan como refugios ideales para el descanso pleno y la intimidad. La ambientación de estos espacios manifiesta una línea de continuidad con la imagen contemporánea del resto de esta soberbia residencia. Una casa en la que las horas de trabajo puntilloso, en cuanto a su diseño e interiorismo, dieron como resultado un solar para hacer lo opuesto: disfrutar de lo cotidiano, de forma relajada y sumamente confortable.

Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt
Fotos: Leandro Arévalo

Proyecto
Ballesteros Arquitectos
Arq. Malena Ballesteros
Arq. Jerónimo Ballesteros
www.ballesterosarqs.com.ar