Nuestro bagua interior

Nuestros hogares estarán en armonía cuando comencemos a diseñar nuestro yointerior.

Feng Shui 21 de enero de 2010 Espacio&Confort
Existen algunos diseños de casas o habitaciones que, por su forma irregular, no son muy propicias para vivir en ellas y, aún después de realizar un buen Feng Shui,  nos pueden “drenar” nuestra energía vital.
Esto no quiere decir que tengamos que “huir despavoridos” de nuestra casa o “clausurar in eternum” esa habitación…ya que no siempre es posible… La clave para que estos espacios de formas irregulares no nos afecten tanto, es mantener nuestra energía vital y saludable.
Cuando nuestra energía esta débil, su flujo dentro de nuestros cuerpos es lento o se puede bloquear y, las enfermedades, tanto físicas como mentales, se hacen presentes, como por ejemplo: la depresión (asociada con el chi estancado) que nos despoja de la capacidad de planificar, de avanzar y de crecer y por ello los contratiempos se suceden uno tras otro, llevándonos a pensar que la vida esta conspirando contra nosotros…
En cambio, cuando nos sentimos bien anímicamente y, por consiguiente, optimistas, ningún reto nos parece demasiado grande y si fallamos, nos reponemos y volvemos a intentar, sobrellevamos o superamos “ilesos” los hechos traumatizantes, nos alejamos, en paz, de esas personas que nos hacen sentir mal (*) y no permitimos que esos espacios, “difíciles pero no imposibles de domar”…, nos afecten tanto.
Para que nuestra energía esté siempre fortalecida, tengamos “la constancia”… de consumir alimentos saludables, ejercitar nuestro cuerpo, mente y espíritu con la actividad que nos sintamos más en sintonía, tener un momento en el día para estar en silencio con nosotros mismos. Esto no sólo implica aislarnos del mundo exterior como un monje, sino también, encontrar “el flow”(**),el que contribuye a mejorar nuestra calidad de vida y nos permdete un alto para trazar con claridad nuestros objetivos.
Antes de rediseñar nuestros espacios y, para que nuestra energía personal mantenga su fortaleza, no olvidemos la importancia que tiene el “limpiarlos primero” y, mantenerlos limpios después de armonizarlos.
Sólo mantengamos las cosas que nos sean útiles o las que apreciemos. “Cuanto más despejado este nuestra casa o habitación, más despejado será nuestro tránsito por la vida y habrá más espacio para las nuevas oportunidades que ésta nos brinde”.
Es muy posible, que nuestro interés sobre el Feng Shui, nos lleve a investigar más y leer todo tipo de bibliografía que esté a nuestro alcance.  Pero antes de embarcarnos en este apasionante recorrido por las librerías,tengamos en cuenta que nos vamos a encontrar con diferentes formas de practicar Feng Shui y, esta diversidad de técnicas armonizadoras, todas válidas de por cierto, nos pueden dejar algo confundidos y sin saber cuál método adoptar.
Existen varias escuelas de Feng Shui, como por ejemplo: la de la Forma, que se basa en la forma de los objetos y del terreno o el entorno donde se ubica la casa; la del Compás, que utiliza los puntos cardinales para localizar, en la casa, los cinco elementos de la naturaleza (agua, madera, fuego, tierra y metal, energías fundamentales que configuran y transforman la vida) y, las nueve casas del bagua (***) o también llamadas, las nueve áreas de la vida.
Hoy, en occidente, tiene mayor difusión, el llamado Feng Shui Clásico, una interesante fusión de las dos escuelas nombradas.
Mientras que el Feng Shui, en sus orígenes, se basaba solamente en la intuición de sus practicantes, que escuchaban serena y atentamente las sensaciones que su corazón y cuerpo les transmitían, el Feng Shui Clásico, más científico, más mental, se basa en complejos cálculos para evaluar, también, la energía del ambiente.
A pesar de estos diferentes enfoques, todas estas escuelas tienen un mismo propósito: “el de mejorar la relación que tenemos con la naturaleza y nuestros hogares”. Lo aconsejable, es adoptar sólo un sistema de armonización, confiando en nuestra intuición y ponerlo en práctica. No necesitamos desembolsar importantes sumas de dinero para revitalizar nuestros espacios. Esa más, sin gastar un solo centavo,lo podemos lograr con solo lo que tenemos “querido”, “en buen estado” y “ordenado”, sacando del espacio lo que no, reubicando las cosas o muebles “a nuestro gusto”, agregando plantas, obras de arte que nos inspire e identifique nuestros proyectos, permitiendo que la luz del sol bañe diariamente cada rincón de la casa o habitación o llenar los espacios con la música o el perfume que prefiramos y, ¿por qué no?... dejar que nuestra risa reverbere en el interior.
Y, si podemos estirar un poco más nuestro “holgado presupuesto”, demos una mano de pintura a las paredes.
Mucho mejor si a esta tarea la realizamos nosotros mismos, ya que, “al acariciar con el pincel sus superficies”, estamos imprimiendo en éstas, nuestros mayores anhelos de prosperidad espiritual y material.
A esta “receta”, por cierto infalible, agreguémosle unas cuantas gotas de nuestra intuición, que está dentro de todos nosotros esperando que la dejemos participar.
(*) De la misma manera que nos deshacemos de “trastos” para despejar nuestros espacios físicos y de “pensamientos negativos”, al limpiar nuestras mentes, también, tenemos que “despejar” nuestro circulo social de aquellos “amigos o personajes negativos” que la vida nos trajo al encuentro y que no nos hacen bien.
(**) Concepto utilizado en sicología para definir un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. Todo el ser está envuelto en esta actividad. Cualquier clase de actividad, no dañina para nuestra salud, puede producir este estado de fluidez. Cuando fluimos, no es que seamos felices, porque para experimentar la felicidad debemos centrarnos en nuestros estados internos, y esto distraería la atención de la tarea que tenemos en mano. Sólo después de que se ha completado la tarea, tenemos tiempo para mirar hacia atrás, considerar lo que sucedió, y es entonces cuando nos vemos inundados de gratitud por la plenitud de esa experiencia; es entonces cuando podemos afirmar que somos retrospectivamente felices.
(***) Además de los ocho puntos cardinales se considera el centro del Bagua, centro de una casa o habitación, ya que los cinco elementos se reúnen en esta área. Lo ideal, es dejar el centro de todo espacio totalmente libre.~
Texto: Dis. Interiores Ana Thorschmidt
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