Sonidos y objetos brillantes

Los sonidos son parte de nuestro medioambiente. Nos pueden sanar, inspirar, energizar o calmar nuestro espíritu, siempre y cuando sea de nuestro agrado. 
El sonido consiste en ondas de naturaleza elástica que se propagan a través de los cuerpos sólidos, líquidos o gaseosos. Estas ondas invisibles vibran en el aire y, según su frecuencia e intensidad, al atravesar nuestro campo de energía nos pueden agradar o disgustar… como es el caso de la polución sonora que genera el ruido del tráfico de una avenida o el de los motores de una fábrica en las inmediaciones de nuestra vivienda.
Una manera efectiva de distraer nuestra mente, que continuamente esta tratando de bloquear todo “sonido molesto”, es a través del uso de lo que se denomina “sonidos blancos”, que sutilmente enmascaran los efectos adversos que nos producen los ruidos. El sonido suave es mas yin y nos hace sentir mas distendidos, en cambio, los sonidos vibrantes y rítmicos son más yang, por consiguiente, nos hacen sentir mas enérgicos.
Cada religión o culto religioso usa los sonidos vibrantes y rítmicos de diversos instrumentos para difundir el yang vital en los días festivos o simplemente los utilizan para equilibrar la energía de sus espacios y de sus cuerpos, creando una atmósfera más limpia y más espiritual donde se suele usar campanas, campanillas, tambores, cuencos tibetanos o platillos.
El “canto” es otra forma de “ajustar” la energía de un ambiente, en especial la de nuestra energía personal.. Las ondas sonoras que se generan dentro de nuestros cuerpos, pueden hacer vibrar nuestros órganos internos dándoles un “masaje sanador” como, por ejemplo, cuando emitimos el “OHM”, donde el “ooo”, más alto, hace vibrar nuestro pecho y, el “mmm” nos hace vibrar la parte delantera de nuestro cráneo.
La música o los sonidos de la naturaleza misma pueden activar o aplacar nuestro espíritu. Podemos incorporar los sonidos de la naturaleza a nuestros hogares por medio del sonido relajante del correr del agua de cualquier elemento decorativo para interiores o una grabación del canto de pájaros o del “canto” de las olas del mar.
Otra posibilidad son los carillones de viento o llamadores de ángeles, que pueden, también, revitalizar la calidad de energía que fluye en nuestros espacios. A menudo, solo se los asocia como elementos de Feng Shui para hacer “ajustes” en un área o habitación de la casa, pero también tienen otros efectos en nuestros hogares.
Uno de ellos, es el de definir límites y marcar el espacio entre el exterior e interior a través de sus sonidos, cuyos agradables tintineos nos permiten saber que hemos entrado a un lugar diferente o que alguien ha ingresado a una habitación.
Además, son una excelente forma de captar los sonidos naturales del movimiento del aire y, si los colgamos en una puerta, no solo envían ondas de energía positiva a toda nuestra casa cada vez que la puerta se abre, sino también, moderan la velocidad del flujo del chi, energía vital que debe entrar libremente (sin obstáculos) por nuestra entrada principal.
Cualquier sonido que nos guste, es genial para limpiar el aire y activar las energías, por lo tanto, cada vez que hagamos la limpieza de nuestros espacios, acompañemos a esta tarea con la música de nuestro agradado. Al finalizar, vamos a percibir la habitación más luminosa y agradable, invitándonos a permanecer en ella.
Los materiales y formas de estos elementos “musicales” son variados. Los hay de cerámica, metal o madera. Pero antes de colocarlos en nuestra casa, no solo nos debe gustar, estéticamente, sino también el sonido que emita. Mejor, probemos varios sonidos hasta que encontremos el que más “sintonice” con la vibración de nuestra energía.
También, hagamos que entren los sonidos de la “risa”, por lo tanto, no dudemos de invitar a nuestros amigos a pasar un buen momento, ya que su efecto, es mucho más beneficioso de lo que nos podemos imaginar para un espacio y nuestro ser interior.
Otra manera de activar el chi en nuestros espacios, es por medio del uso de objetos que tengan cualidades reflectivas como los materializados en vidrio, cristal, metal pulido - como picaportes, perillas, ollas de acero inoxidable (en la cocina) -, los espejos u otro material con una superficie brillante.
La luz también adiciona “brillo” a los espacios, los cuales se percibirán diferentes de acuerdo a la “cantidad” de luz natural que los invada y la “calidad” de luz artificial que sea usada en éstos.
Los espejos o toda superficie espejada tienen la capacidad de cambiar la dirección del la energía chi, de la misma manera que la luz se refleja en diferentes direcciones.
Los espejos planos son mejores para reflejar la luz y la energía chi de forma mas uniforme en una habitación, mientras que los espejos convexos dispersan la energía en diferentes direcciones.
A menudo se los suele llamar “la aspirina del Feng Shui”, pero debemos prestar suma atención qué es lo que refleja para que no se transforme en un “buen dolor de cabeza” a posteriori.
Lo ideal, es que siempre refleje áreas ordenadas y limpias u objetos en buen estado y que nos agraden, como puede ser una planta rebozante de vida y no, una agonizante…
Debido a que los espejos reflejan la luz en el área en que se encuentran, son elementos de particular utilidad para los espacios que no cuentan con mucha iluminación natural. Además ayudan a disimular habitaciones pequeñas, pasillos oscuros y angostos, generando una sensación de mayor espacialidad y luminosidad.
La función básica de un espejo es reflejar la figura humana. Lo usamos a diario, en especial, el del cuarto de baño. Por esta razón es importante que nos refleje nuestra imagen de forma clara.
Por lo tanto, debe estar en buenas condiciones, sin manchas de humedad, rotos, sin bordes afilados o que distorsionen la imagen y, si es posible, que sea de paño entero.
En general, evitemos tener espejos en nuestros dormitorios, ya que generan una atmósfera muy yang, inquieta, ya que es nuestro lugar de descanso debe ser un perfecto refugio de serenidad y armonía a fin de que podamos descansar y reponer las energías perdidas de un día de mucha actividad.~

Texto: Dis. Int. Ana Thorschmidt
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