Arquitectura en la selva tropical

Cuando la naturaleza es tan imponente, la arquitectura debe someterse aella, adaptar sus líneas a las formas del paisaje e incluir entre lasfunciones de la casa un espacio protagonista para la contemplación delentorno.

Casas 20 de abril de 2010 Espacio&Confort

El lugar fue elegido por una mujer de edad media, divorciada, con hijos casados y algunos nietos, que disfruta de la vida en familia y con amigos en este rincón de un condominio llamado Iporanga, en la cordillera de las montañas de Gurarú. El lugar cuenta con tres espectaculares y exclusivas playas, y la ciudad más cercana es Guarujá (a 100 km. de San Pablo), que solía ser la más chic y atractiva del turismo de Brasil en los años ‘60 y ‘70. Con este contexto, el arquitecto Arthur Casas proyectó una vivienda que parece surgir del bosque, entre variados y enormes árboles como jacarandás, palmitos, capiúbas, sapucaias y angelims.
La estructura se presenta en forma de dos grandes cubos simétricos, sólidos y pesados, que soportan y se abren en un espacio central totalmente transparente y liviano que es el corazón de la casa, lugar de encuentro y de contemplación del entorno.


En casi 300 m² el arquitecto recreó interiores en total sinergia con el exterior, a lo largo de los 11 metros de altura de piso a techo, con intermitentes ventanales de vidrio, desde un lado a otro de las fachadas que mantienen una línea racional y depurada, y se visten de piso a techo con madera cumarú en total contraste con los interiores blancos impolutos.
El indiscutible protagonismo de la madera y el cristal hacen que la estructura se camufle con el fondo y que la naturaleza que la abraza vista sus interiores. De esta forma, la edificación se integra al entorno como un elemento orgánico más del paisaje.
Los dos cuerpos cúbicos planteados en los extremos se subdividen en dos plantas y se comunican por medio de un puente, que se presenta como una caja de cristal transparente que recorre la doble altura del espacio central sin interferir en la sensación de amplitud y luminosidad que se genera en este ambiente principal.
En la planta baja, la ausencia de particiones amplifica potencialmente la integración de los ambientes. De esta forma, el living se comunica tanto con la cocina en uno de sus lados, como con el escritorio en el extremo opuesto.
La luz se manifiesta en todo su esplendor en este espacio en doble altura que contiene al salón. Espacio y luz definen un ámbito de libertad para el movimiento y de gran interés para la mirada y la apreciación tanto del paisaje como del sofisticado living. En un marco de paredes blancas y pisos en madera clara, se destacan los imponentes sofás que miran al bosque, diseñados por el arquitecto especialmente para esta casa. Fabricados en género color crudo, cuentan con almohadones hechos con telares comprados a lo largo a lo largo de diez años de viajes a Perú, Chile, Marruecos, Turquía y Sudáfrica. Los estantes, ubicados al lado de los sofás, también fueron diseñados por Arthur Casas y realizados en madera terciada (contrachapado) pintada de blanco. 1/
El sillón habano de un cuerpo fue diseñado en los ´60 por Forma Productions y tiene colgando un instrumento hecho de semillas, realizado por los indígenas de la zona. Un cubo de madera y vidrio remodelado, comprado en los ´70 en un mercado de pulgas funciona como mesa auxiliar. La mesa del centro está hecha con madera reciclada de granjas del Siglo XIX.
En uno de los laterales del salón se distingue la silueta de la escalera, con sus escalones materializados en madera cumarú que parecen surgir del muro, acompañados por un pasamanos en aluminio. En el extremo opuesto, la cocina llama la atención por su blancura y simplicidad, con muebles laqueados blancos, mesada en acero inoxidable y pisos de cerámica también blancos. Desde allí, surge la barra  realizada en silestone con patas de acero inoxidable hechas a medida y una lámpara colgante sobre ella, obra de una diseñadora sueca.
Todos estos ambientes están rodeados por una amplia y encantadora terraza. Muy cerca de ella, en un lado muy bien resuelto, el deck elevado funciona como gacebo para observar los intocables espacios de la selva tropical atlántica. Dos planos horizontales en madera en distintas alturas funcionan como banco y mesa, acompañados por sillas de los ´60 compradas en un anticuario. Siguiendo la pendiente del terreno, se genera un segundo plano donde un deck rodea a la piscina, totalmente recubierta en cerámica.
De esta forma, la estructura se va colando en el bosque, sin sobresaltos ni estridencias, consiguiendo un proyecto que asegura una vivencia singular de los espacios, ya que han sido diseñados para las necesidades de un cliente concreto y un entorno determinante.~

Fotos: Tuca Reinés - Cedidas por el Arq. Arthur de Mattos Casas
Texto: Dis. de Interiores Aleja Canamasas

PROYECTO
Arq. Arthur de Mattos Casas
Rua Itápolis, 818. San Pablo.
31 West 27 Street, 11th Floor.Nueva York.
[email protected]
www.arthurcasas.com

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