Construida en Fincas de San Vicente por los arquitectos Bruno Capozzi y Daniel Seva, esta vivienda unifamiliar de lujo parece responder a un único imperativo estético que, sin embargo, se manifiesta en varias y diferentes formas: cuestionar las fronteras.
Según sea el punto de vista que se adopte, una frontera, un límite (territorial) puede ser lo que divide o lo que une. Porque, en cierto tipo de casas, ¿la misma medianera nos vincula con el vecino en idéntica forma en la que podríamos pensar que nos separa? ¿El mismo Río de la Plata no es acaso límite con el Uruguay y punto de unión indisoluble? Estamos sin embargo mucho más habituados a tomar el término frontera en su sentido divisorio. En esta casa, la dupla Capozzi- Seva pone en escena las ventajas creativas de considerarlo en su aspecto paradojal, teniendo muy en cuenta esa singularidad inherente a la palabra en todas sus implicaciones.
La casa es simple y bien pensada: dos barras, ligeramente desfasadas entre sí, que generan nuevos y distintos espacios. Con sensibilidad aguda, los arquitectos confiesan haberse inspirado en el horizonte de la llanura, y es que chocaría en esa planicie una construcción de mucha altura; sería como intentar competir con el paisaje. Para integrarse a este, para abolir las fronteras, exteriormente se propone un lenguaje sin complicaciones, con paneles que conforman una caja que se eleva con piedras y madera, elegidos dentro de una paleta de materiales preferentemente naturales y ecológicos. La casa es el resultado de una operación de interpenetración del paisaje “con un deck lineal, con pérgolas, pileta y parrilla, que marcan una directriz hacia los dos eucaliptos, dueños del terreno”.
En el interior, la abolición de las fronteras se verifica en la creación de espacios versátiles generados a través de movimientos de placas corredizas y se potencia la relación con el afuera abriendo el corazón del estar al paisaje. Con el mismo objeto, la recurrencia de los materiales que revisten el exterior de la casa en todas las áreas, incluso en las más íntimas, establece continuidades y esquiva las rupturas o cortes abruptos.
Así, podría decirse que el deck de madera que enmarca la entrada principal atraviesa imaginariamente el estar y el comedor, indivisos, y se extiende hacia el parque dando lugar a una expansión que oficia de quincho o de living al aire libre, y que sólo culmina en la piscina a la que también rodea. Este efecto de continuidad es reforzado por las puertas-ventanas de vidrio que vinculan el comedor y la expansión.
La cocina se halla a la izquierda del comedor y, como podría preverse, no hay pared que la separe de él. Las paredes en general, cuando no son de la misma piedra de la fachada, son de un tono mostaza o se hallan revestidas en madera oscura. En el caso de la cocina, el revestimiento símil madera hace a sus muebles y, al repetirse en la pared del estar inculca una idea de circularidad; la barra-mesada en mármol (rodeada de blancas sillas sixties que indican que allí también podría tomarse un frugal almuerzo) y los artefactos de acero inoxidable, coadyuvan a la sectorización.
La casa tiene 3 habitaciones dispuestas una a la derecha del estar y dos a la izquierda de este y el comedor. Detrás una de ellas viene la suite principal y la simetría se guarda haciendo del espacio que quedaría detrás de la otra una nueva expansión en deck que, como sintetizando el concepto que anima toda la vivienda, alberga en su centro un álamo piramidal, idéntico a los que generan un corredor natural y que enmarcan el acceso.
Merece destacarse la belleza y originalidad que puede generar la aceptación de la paradoja de la frontera: véase su resultado en la pared que une-divide la suite de su baño y que es de venecitas negras (propio del baño), pero que acoge el espacio para los libros o el televisor (propio de la suite).
Abolir las fronteras entre el adentro y el afuera, pero también entre los espacios interiores; restablecerlas cuando se las crea necesarias mediante los paneles corredizos para volver a abrirlas cuando se lo crea conveniente. Todo eso permite una casa que parece levantarse sobre una filosofía.
Fotos: Leandro Arévalo
Texto: Soledad Franco
[ PROYECTO ]
Arq. Bruno Capozzi
Arq. Daniel Seva
Tel. (011) 4701 2097 /(011) 15 3644 0700
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