Brasil, San Pablo. En un terreno de 4 x 30 estrechado por las viviendas aledañas, CR2 y FGMF arquitectos lograron crear esta casa luminosa y amplia partiendo de una concepción receptiva al medio y a los nuevos modos de habitar.
¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? La arquitectura delimita modos de vida, pero los modos de vivir inspiran a los arquitectos más sensibles, quienes los intuyen casi mientras germinan; y así parecen adelantarse a su época. La relación, es claro, es dialéctica.
La casa que usted está viendo ahora fue creada en colaboración por dos estudios de arquitectos brasileros de vanguardia (nativos de Brasil y con inspiraciones en su tradición) cuyos proyectos son solicitados desde todo el mundo. Las características que CR2 y FGMF comparten explican esto: lenguaje contemporáneo, materiales y distribución de los espacios poco convencionales; todo ello basado en la exploración de la conexión entre la arquitectura y el hombre en la ciudad. O, dicho de otro modo, en cómo la arquitectura podría mejorar la vida en ese ámbito.
Una prueba de ello es esta casa ubicada en un terreno de 4 x 30 y cercada por las casas contiguas. Para dotarla de luz y de todos los espacios que sus propietarios pensaban como indispensables hubo que limpiarla de aquellos que, aunque tradicionales, se avenían menos a lo deseado; otro tanto se hizo con la distribución. El resultado está a la vista y es por demás creativo, sin mencionar que el modo de construcción (en seco) es eficiente y, al igual que los materiales (paredes de yeso y placas de cemento, cielorraso de paneles de madera, pasillos metálicos, grandes molduras y pisos de placas de goma o resina) refuncionalizable: la casa puede rearmarse de acuerdo a las cambiantes necesidades de sus dueños e incluso trasladarse.
La fachada se retira de la línea de calle para ofrecer un garaje abierto y permeable; a un lado un camino de listones de madera conducen a la entrada peatonal y preanuncian la gran lengua blanca que se constituirá en pasarela conectora de las estancias interiores merced a una serie de decisiones tan imaginativas como lógicas. Es que la vivienda –inspirándose en la tradición japonesa de aprovechar hasta el último milímetro de espacio- fue trazada en torno a un patio central que la provee de luz y ventilación. Las funciones de la casa se reparten en torno a dos volúmenes unidos por un puente. En el volumen principal se disponen la cocina y la sala de estar en la planta baja y, en un nivel superior, las suites. En el secundario, el estudio y otros espacios de apoyo, además de la maravillosa escalera en voladizo que hace a la circulación vertical de la casa.
Para obtener una sala amplia y llena de luz, ésta debía vincularse al patio, lo cual se hizo mediante paneles de vidrio corredizos. La cocina entonces se posicionó como el acceso a la vivienda. De esta elección tan funcional como desacostumbrada proviene uno de los rasgos más personales de la casa: el piso de la cocina se bajó 75 cm, por eso es que la entrada se da a través de la mencionada lengua blanca. La mesa de la cocina queda a la misma altura que el piso de la sala de estar, al que es perpendicular. Es del mismo material y color (blanco como casi todo en la casa), lo cual establece una continuidad e integración de los ambientes, al mismo tiempo que el desnivel subraya la diversidad de funciones.
Sobre la caja de los dormitorios - el rectángulo con revestimiento de aluminio que se separa de la pared lateral izquierda para dejar ver el panel de ladrillo hidráulico- se dispone la terraza con su solárium y su gran cantero verde, espacio de placer que además incrementa los fundamentos ecológicos de la vivienda.
En cuanto a la decoración, es inseparable de la concepción de la casa. Si casi todo es blanco –con algo de metal- es para que el sol se refleje y todo parezca más grande. La pared negra de la cocina, en cambio, da profundidad y vincula el interior a la fachada.
El verde del patio se deja ver desde ambos volúmenes y cada vez que los habitantes se desplazan entre ellos. Hay elecciones que lo dicen todo: las formas geométricas de colores que funcionan como sillones de la sala pueden centrarse para liberar más espacio o acomodarse alrededor de una mesa de ser necesario. Su versatilidad, es una metáfora del espíritu libre, vivo y alegre de la casa.
Texto: Soledad Franco
Fotos: Fran Parente
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Tipo de proyecto: Vivienda Unifamiliar
Ubicación: San Pablo, Brasil
Superficie construida: 260 m²
Superficie terreno: 120 m²
[ PROYECTO ]
Arq. Clara Reynaldo
Arq. Lourenço Gimenes (FGMF)
www.cr2arquitetura.com.br
www.fgmf.com.br