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A pocos kilómetros de Mar del Plata, ciudad balnearia por excelencia, se erige una obra de arte habitable, expresión del principio de serenidad y reposo, que se produce a través de la combinación de la quietud del paisaje y su arquitectura.

Proyectada para acompañar la belleza de un único e irrepetible escenario natural, esta vivienda, titulada “La Irrealidad”, juega con la fantasía de las transparencias, en una dialéctica permanente con su entorno.

Implantada sobre el límite sur de Sierra de los Padres, en un barrio jardín, esta casa se hace presente a través de una apuesta clara a lo natural y despojado, y su modernidad no riñe con el paisaje circundante.
Una propuesta de evidente sello racionalista-minimalista que, por medio de una interesante síntesis compositiva, explora el oculto potencial de la arquitectura contemporánea.

Este proyecto, autoría del arquitecto Ariel Angelucci y el diseñador Alejandro Duhalde, se plasma por medio de un prisma apaisado, un todo equilibrado de plantas y alzadas rígidamente ortogonales.
Una austera pero soberbia obra, que se posa sobre una ligera y firme plataforma pétrea que la eleva, aún más, sobre el terreno de suave pendiente. Un apéndice de sólo media manzana de ancho, lindando entre el campo “la Realidad” – de aquí el nombre de la obra – y el golf club.
La construcción de una perspectiva longitudinal hacia el interior del cuerpo, se cristalizó por medio del uso de una cubierta de hormigón armado y la continuidad de cada recinto en el entorno natural mediante transparencias por doquier.
Ambas fachadas, totalmente permeables a la luz del sol y a la belleza natural del entorno, ofician como soberbios marcos para los continuos cambios de la naturaleza, ofreciendo vistas impactantes, - determinantes en la idea de diseño – y en la búsqueda de vivir lo cotidiano en íntima relación con la naturaleza.
Habitar el exterior de esta residencia de forma distendida y serena, se produce, no sólo por medio del recorrido del paraje que la contiene, sino también a través de los diferentes espacios que configuran su arquitectura interior.


La casa tiene todos los protocolos de una sociedad tradicional, con todo el lugar que corresponde. Se aplicaron idóneamente nociones de espacio fluido para romper con la formalidad.
No se concibieron las estancias como cajas: simplemente, se las estableció como espacios formados por fragmentos de una vivienda larga y lineal. Más que una suma de individualidades, se trata de una suma de confortables y diáfanos ámbitos complementarios entre sí, dando una forma de habitar lejana a la ciudad y más cercana al juego y al merecido descanso.
La magia de esta vivienda, erigida sobre 150 m² cubiertos, es que cada una de las habitaciones  - dos dormitorios en suite, dos dormitorios secundarios, cocina, comedor y estar -, no sólo tienen una vista panorámica inconmensurable sino que, también, genera en sus moradores la fantástica sensación de estar suspendidos en ellas.
Con un plus: mediante el uso de puertas acristaladas corredizas se pueden abrir todas las áreas en los días cálidos, generando una mayor libertad espacial y visual. Un adentro–afuera sin interrupciones…
Una expansión  - deck de madera que bordea la piscina – se planteó inmediatamente a continuación de la fachada posterior. Un espacio ideal para disfrutar al aire libre.
Un detalle importante es el diseño a medida de la parrilla. Un elemento esencial para los concurridos asados con amigos o familia, que se “esconde” dentro del deck por medio de un sistema de control remoto para no interrumpir “ni un segundo” la pura contemplación del entorno natural.
Las texturas de los revestimientos interiores generan un clima cálido y acogedor a cada uno de los ambientes. Se eligieron emplacados de madera en roble americano para resaltar los núcleos, mientras que el resto se vistió de prístino blanco. El equipamiento es de diseño único, realizado a pedido. Piezas de mobiliario de líneas simples que siguen el concepto estético general.
Una obra que hace de soporte para descubrir y disfrutar diariamente el espíritu acogedor de la naturaleza circundante.
Observar, recorrer, vivir esta residencia, es constatar lo evidente que se torna de a poco el vínculo indisoluble “paisaje – arquitectura”, una dialéctica que como síntesis concluye en “La Irrealidad”. ~

Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt
Fotos: Christian Heit

PROYECTO
Arq. Ariel Angelucci
Tel (0223) 15 4003231/ ID 175*1786

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Arquitectura y decoración

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