La geometría de la luz

El proyecto se podría resumir en cuatro palabras: luz, volúmenes, espacios y vistas. Al menos eso es lo que dicen los arquitectos Jaime Sanahuja Rochera, Emilio Cubillos Gimeno y Mar Nadal Febrer, aunque tal afirmación no da cuenta de los detalles que completan la imagen de sofisticación y confort que da la casa.
El programa que guió la construcción fue el de una vivienda unifamiliar de alto nivel, que debía plasmarse sobre un terreno amplio, plano y de dimensiones cuadradas, lindante con un campo de golf y en el que un pinar ya existente tenía que ser integrado. El cliente había manifestado una entendible preocupación por resguardar su privacidad de posibles miradas intrusivas y, al mismo tiempo quería que la luz penetrara en cada rincón de su vivienda. Los arquitectos resolvieron esto decidiéndose por una fachada que se cierra a la calle, abriéndose del lado del jardín con vistas sobre el campo de golf y los árboles, y con orientación al mar.

La vivienda en sí esta compuesta por una serie de volúmenes cuyo material de referencia es el hormigón. Con el objetivo antes mencionado, en la fachada ha sido recubierto por madera o articulado con paños blancos y las aberturas no abundan ni en número ni en tamaño; en el área lateral que se acopla al jardín (el verbo es adrede) tenemos principalmente vidrio, casi una caja de cristal; mientras que en la parte posterior de la casa se dispone la piscina, como un rectángulo estrecho muy alargado: una puerta ventana conecta el deck aterrazado en el que se haya enclavada con el estar, pero, para que esta conexión entre interior y el entorno sea continua, el deck deviene, hacia el lado del jardín, terraza cubierta con un porche que articula los volúmenes de la casa y los espacios exteriores.
Además de lo ya mencionado, en la planta baja tenemos también estar, estudio/living y cocina (todo amplísimo e integrado), toilettes, área de servicio y garaje para tres autos. En concordancia con la división ya clásica en el piso superior se ubicarán la suite, las habitaciones comunes y las de huéspedes con sus respectivas dependencias.Aunque living y estar no se hallan divididos por paredes, la sectorización ha sido lograda de una manera muy original a través de materiales, texturas y desniveles: la madera del piso del estar se extiende hacia la terraza del jardín y trepa la escalera voladiza que conduce al piso superior al mismo tiempo que reviste la arcada que aloja la puerta de vidrio que integra la cocina. El living, por su parte, se apoya en un piso gris que penetra en el estar mediante la repetición del color en los sillones y en la alfombra, y se abre camino hacia la cocina reflejándose en los artefactos de acero inoxidable, extendiéndose incluso a la pintura de la zona de la parrilla, comunicada por una puerta ventana, por supuesto, de vidrio.
Es un hallazgo que la escalera voladiza que conduce al piso superior tenga de fondo no una pared, sino un moderno e imponente mueble blanco que incluye entre sus posibles usos múltiples el de biblioteca. Ese blanco de fondo dominará junto con la madera todo el piso superior y los baños, a tal punto que allí estos materiales se volverán casi exclusivos reforzando la luminosidad y la amplitud del espacio.
Todos los detalles mencionados –a los que podríamos agregar la fluorescencia de pequeños objetos (como almohadones, bancos, sillas de la cocina etc.) colaboran con esa sofisticación no amanerada ni superflua sino con contenido, que puede lograr la arquitectura cuando partiendo de conceptos simples y claros tiene en cuenta su calidad de arte y, a la vez, las condiciones de habitabilidad.~

Texto: María Soledad Franco
Fotógrafo: Lluis Casals

[ PROYECTO ]
Arq. Jaime Sanahuja Rochera
Arq. Emilio Cubillos Gimeno
Arq. Mar Nadal Febrer
www.jaimesanahuja.com