Construida por el equipo del reputado estudio Marc architects en el distrito artificial de IJburg, esta casa exhibe desde su base los alcances de un movimiento que parece no tener techo.
Son conocidos los esfuerzos de imaginación puestos en escena por la ingeniería y la arquitectura holandesas para ganar tierra al agua y hasta para habitar, en casas anfibias, el agua misma. El distrito de IJburg, seis islas artificiales pequeñas unidas a la capital de los Países Bajos por medio del puente Enneus Heerma, es un ejemplo de esa destreza; la casa que ustedes ven, otro, que nos obliga a preguntarnos si hay un límite a las posibilidades que estos arquitectos descubren en esa filosofía plástica y nómade que llamamos movimiento moderno. La fachada de esta caja de luz, bautizada como Villa 2, es de vidrio, madera y un revestimiento de piedra blanca que produce una impresión visual de solidez y refulgencia. En la parte trasera el vidrio se transforma en elemento principal dando como resultado una vista invaluable, ya que el terreno en el que la casa se erige se halla apenas separado del río. De los materiales es importante aclarar que, de acuerdo con la idea del respeto por el entorno al servicio de la cual la arquitectura moderna pone la técnica, la madera es de un tipo llamado Nobel Wood (mezcla de la extraída de bosques de pinos forestados y caña de azúcar que logra una apariencia idéntica a la de la madera maciza que tanto nos gusta), y que el triple vidriado de las enormes superficies acristaladas dominantes favorece la aislación térmica y acústica.
Estos y otros recursos en los que no nos detendremos aquí, sirvieron para que esta bella vivienda sea al mismo tiempo pasiva (es decir, que genere la energía que consume). Villa 2 tiene tres niveles, un sótano, una planta baja y una alta, pero el sótano no se halla por completo bajo el nivel del suelo ni la planta baja se apoya directamente sobre él. Esto se debe a que entre el programa de necesidades de los propietarios un punto ineludible era un espacio para huéspedes con relativa independencia: la ubicación de esta habitación con baño privado y entrada independiente en el sótano tornó indispensable su elevación para permitir el ingreso de la luz natural. Por consiguiente, también debió elevarse la planta baja que, a su vez, posee en sí misma desniveles de régimen estético/funcional. En el sótano se ubican además el garaje, el cuarto de máquinas y un espacio para guardado. En la planta baja un dilatado hall distribuidor nos conduce a las áreas sociales. A saber: cocina comedor, estar /estudio, sala de juegos para los niños, toilette y la imponente terraza. Todas con un alto grado de integración, apenas distinguidas con los mencionados desniveles o por falsos muros. Por último, como es de esperar, en la planta alta, a la que nos conduce una escalera en voladizo resuelta con peldaños de madera, estructura de hierro y barandas de vidrio, se disponen los dormitorios de los niños y la suite con sus respectivas adyacencias. Todos balconeado al río. Hasta aquí lo general; sin embargo, esta es una casa con una fuerte identidad emanada de cada detalle y no es ocioso informar al lector que el estudio encargado de la edificación se ocupó también de ellos.
El área de transparencia absoluta que es la cocina-comedor parece extenderse sobre la terraza que, a su vez, parece extenderse sobre el río. La madera de la mesa diaria y el amarillo de las sillas equilibran con su calidez la blancura de las paredes y pisos revestidos en la misma piedra blanca de la fachada. La isla central y el acero de los electrodomésticos completan una estampa de ensueño. El muro-mueble en el que se empotra el plasma es, en su cara opuesta, el hogar del estar al que se asciende por unos pocos escalones de la misma madera que el piso. Una mesa chica, confortables sillones azul marino, una alfombra natural y toques de color salpicados entre los almohadones y las pantallas de las lámparas son suficientes para hacer poblar este vasto espacio en cuyo extremo opuesto se halla el piano que marca que se ha ingresado en la zona del estudio. Enfrente, en el lado opuesto del hall distribuidor y también vinculada a la cocina por su escalinata de madera, se ubica el área de juego de los niños, inconfundible por los motivos infantiles y los muebles confeccionados a su medida. El toilette de la planta baja es sencillamente indescriptible, aunque tal vez la calidad de la grifería y la manufactura artística y singular de la “bacha” sean más expresivos que las palabras a la hora de intentar dar una idea de en qué consiste lo último de lo moderno.
Texto: María Soledad Franco
Fotos: Raphael Drent
[ INFORMACIÓN ]
Tipo de proyecto: Vivienda unifamiliar
Ubicación: Ámsterdam
Año de construcción: 2009 -2012
[ PROYECTO ]
MARC architects
Arq. Marc van Driest Vijzelstraat 72. Unit 1002. 1017HL. Amsterdam
www.marcarchitects.nl
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