Oda a la modernidad

Morar en una vivienda completamente abierta y fusionada a su entorno natural, genera la sensación de ser dueño absoluto del espacio, donde cualquier cosa se convierte en una expresión nítida de la personalidad de quienes la habitan. Un solar diferente donde recuperar el lujo del espacio y mantener el contacto permanente con la naturaleza parece ser su móvil inicial. Esta residencia se cristaliza a través de luminosos espacios, diseñados en función al asoleamiento; efectos de luz que mutan durante el día se conjugan con la belleza abrumadora del icónico paisaje de Phoenix.

Un concepto que parte, principalmente, de la intensa búsqueda de fundir los interiores con la perspectiva que se abre en cada una de sus diferentes caladuras, focalizando vistas hacia el entorno natural, capturándolo como parte del diario vivir.
Con originales pinceladas minimalistas-racionalistas y dosis masivas de puro confort, esta residencia, proyectada por los arquitectos Szu-Ping, Patricia Chen Suchart y Thamarit Suchart, es un escenario para una vida de emociones e imaginación.
Como resultado: una casa abierta que, después de traspasada la puerta de entrada, resulta un universo compuesto de buena arquitectura, diseños de austera elegancia, empeño detallista y texturas diferentes. En suma, que envuelve y atrapa a quien la visita.
Esta vivienda responde a una propuesta que toma forma a partir de una base de hormigón sobre la cual yace un volumen “flotante” de composición abierta. Un cuerpo construido por medio de una estructura metálica, revestida con finas hojas de acero que conforman una piel de 18.144 toneladas de esta noble aleación.
Una secuencia formal y estética que va desde la calle a la entrada principal, a lo largo de un espejo de agua – estanque – y una piscina con desborde finlandés.
Bajo la base de hormigón se aloja un garaje y un gimnasio. Dos sectores conformados bajo el nivel general de la vivienda que se continúan hacia un jardín trasero. Un espacio abierto, pleno de verdes, que induce al ejercicio físico bajo un cielo azul o una noche estrellada, sin robar visuales impactantes a los sectores distribuidos en el volumen superior.

Mientras que la premisa principal del proyecto es mirar y focalizar las montañas Camelback, los espacios interiores no sólo mantienen su vista plena hacia las mismas, sino que también conforman una nueva serie de recintos contrastantes.
Ámbitos que mantienen una configuración abierta, especialmente el estar principal, por medio de ventanales de piso a techo, con puertas vidriadas corredizas que se deslizan completamente, logrando visuales panorámicas sin inhibiciones.
A este privilegio visual y espacial se le suman dos habitaciones más: las de los huéspedes.
La suite principal, una división celular de espacios que controla vistas e intimidad, privilegiando una serie de introvertidos y concentrados espacios interiores y exteriores que enaltecen la presencia incólume e imponente de las montañas y el paisaje circundante.
Mixturando refinados materiales, como terminaciones interiores, con materias primas industriales, se obtuvieron ambientes donde reina una atmósfera calma, “sin ansiedades”, con detalles ultra modernos como la carpintería en madera de wenge, mármol blanco de Carrara, mesadas de acero inoxidable y revestimientos de piso de terrazo (*).
Estancias con equipamiento de última generación, de colores sobrios, juegos de rectas y curvas, asimetría y proporción.
Una oposición ritmada que engendra el movimiento en la inmovilidad, añadiendo al lenguaje estético-formal interior un hecho enteramente decisivo: el espacio real, el contraste entre lo lleno y lo vacío, un juego místico de luz y sombra donde se genera la sensación de estar recorriendo el alma de una escultura habitable al límite de la severidad del cubismo.
Realmente, una residencia en absoluta consonancia con la vida de sus ocupantes: natural y al aire libre. Una oda a la arquitectura de este milenio empleada a favor de la vivienda y su entorno natural.
(*) Una técnica italiana para revestimientos de solados que combina escallas de mármol (bochón), vidrio o canto rodado, aglomerados con mortero de cemento blanco o gris, marmolina (polvo de mármol) y pigmentos.

Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt

PROYECTO
Chen + Suchart Studio LLC
Arq. Szu-Ping Patricia Chen Suchart | Arq. Thamarit Suchart
www.chensuchartstudio.com
[email protected]

Fotos: Bill Timmerman