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JÁVEA, ESPAÑA. Creada por el reputado arquitecto Ramón Esteve esta casa impresionante fue construida sin embargo con materiales simples y obedece a un planteo simple también: disfrutar del lugar, vivir hermanado a la naturaleza.

El título de esta nota no fue puesto al vuelo como su carencia de ingenio puede sugerir. Fue largamente meditado. Cuando el lector vea las fotos de la casa que hoy nos ocupa comprenderá que es justeza más que apuro lo que determinó tal decisión y que cualquier otro hubiera sido rebusque.
El mismo Ramón Esteve bautizó su obra como Casa sardinera, tomando con toda naturalidad el nombre de la playa más cercana al predio en el que se emplaza e incurriendo así en lo que podría ser una buena broma o una ironía -tal vez involuntaria-al menos para quien ignore la toponimia de la zona.
La casa Sardinera está situada en Jávea, un paraíso de la costa norte de la provincia de Alicante (España) con salida al mar Mediterráneo que hasta principios del siglo XX basaba su economía en la agricultura y la pesca y que hoy, en parte por un microclima que garantiza unos benéficos 18 a 24 º todo el año, en parte por la sobrecogedora belleza de las vistas, la basa en el turismo y en el sostenido crecimiento del sector de la construcción. Quién no quisiera vivir allí.


La casa está formada por distintos volúmenes que se mantienen conectados entre sí y que sin embargo entrañan la posibilidad de un habitar independiente. Sus muros rectos de hormigón blanco se disparan en diferentes direcciones desde la cima de la cuesta que señorean, uno de cuyos lados se adentra en el mar formando el costado de una pequeña bahía. Los voladizos, que no se apoyan sobre ellos, sino que se sostienen mediante un sistema de encastres, generan diferentes espacios en la terraza, además de distintos marcos para una vista excepcional.
El proyecto es tan coherente con la idea de potenciar el lugar en el que se afinca, que ésta abarca no sólo la elección de los materiales (hormigón blanco armado con entablillado visto, madera de accoya blanqueada, vidrio y piedra del lugar para las bases), sino también la implantación, la distribución de las estancias y hasta aspectos concernientes a la decoración interior y exterior que, dicho sea de paso, en este caso se vuelven inseparables de la materialidad del edificio.
Con el claro objetivo de que desde cualquier punto de la vivienda pueda contemplarse el mar, en la fachada que da al Mediterráneo los paños de vidrio (DVH, para cuidar la climatización) ejercen su dominio; la que asoma sobre la calle se muestra más cerrada pero permeable, lo cual se consigue gracias a un sistema de lamas regulables (toda la casa cuenta con los beneficios de la domótica) de madera de accoya blanqueada capaz de proteger a los moradores de los atisbos indiscretos de los paseantes.

La Sardinera cuenta con 1285 m² construidos y tres plantas: en la subterránea se ubican las dependencias de servicio, cocheras, sala de máquinas, gimnasio, sauna y  una dilatada pileta cubierta que se vincula a la no menos dilatada  pileta de natación de la primera planta mediante una  abertura de vidrio.
En planta baja se hallan las áreas de uso social. El acceso se realiza mediante un volumen a doble altura, y si bien las estancias se desenvuelven en un gran espacio sin divisiones, cada una de ellas cuenta con un porche propio que imprime sobre el continuo cierta sectorización, volcándose hacia la terraza, cuyo efecto de expandir los interiores es reforzado no sólo por la preeminencia del vidrio sino porque el arquitecto ha elegido poner tanto afuera como adentro piso de microcemento en off-white.
Más allá está la mencionada pileta que da la impresión de desbordarse directo en el mar. Y, aún más allá, el jardín de especies autóctonas que pese a su aspecto silvestre, continúa las líneas de base del proyecto creando entre edificio y naturaleza una unión perfecta.
En la planta superior se encuentran las habitaciones y suites con sus respectivas adyacencias. Cada habitación cuenta con un balcón de vidrio desde el que contemplar el mar.
La escalera que vincula las plantas es también de vidrio.
En cuanto a la decoración, despojada y cálida, evidencia tal armonía con el espíritu del proyecto que sólo podría ser producto del mismo Ramón Esteve, quien diseñó la mayoría de los muebles a medida, desde las mesadas del baño hasta la personal mesa del comedor.
Materiales simples y un planteo simple, pero una casa impresionante.

Fotos: Mariela Apollonio / Ramón Esteve
Texto: Soledad Franco

[ INFORMACIÓN ]
Nombre del proyecto: Casa Sardinera
Tipo de proyecto:  Vivienda unifamiliar
Ubicación: Jávea, Alicante, España
Realización: 2014 / Sup. construida:1285m²

[ PROYECTO ]
Arq. Ramón Esteve
www.ramonesteve.com
Arquitectos Colaboradores: Anna Bosca, Estefanía Pérez, Víctor Ruiz, María Martí

 

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