Vestidores. Tentación irresistible de los “fashion victims” y de los “fanáticos del orden”, los placards y vestidores del siglo XXI son piezas claves en lo que hace al aspecto de nuestro dormitorio, imponiéndose incluso, en los de menor escala.
Afortunadamente, los tiempos han cambiado y los vestidores y placards de hoy no sólo facilitan el orden, complementan el resto de los armarios y evitan conflictivos cambios de temporada sino también, su estética y funcionalidad comparten equitativamente su protagonismo en los dormitorios de este milenio.
Hay opciones para todos los gustos y necesidades, aunque los diseños funcionales y con una importante carga estética, suman adeptos. Además, el rango de precios es tan amplio como la variedad de modelos y accesorios para sus interiores.
Los dormitorios modernos superan pocas veces las medidas de unos 3.50 x 3.00 mts., lo que significa que la superficie disponible del piso queda limitada a sólo una pared dedicada a un placard empotrado.
Hoy en día podemos contar con placards a medida que se adaptan como un guante a un espacio concreto, o con sistemas modulares componibles, que si bien no son a medida se ajustan muy bien a los diferentes espacios. Estos últimos son la mejor opción ya que los placards standard ofrecen muy pocas alternativas de composición en su interior. Además, se fabrican casi de forma personalizada, pudiendo elegir su distribución interior, los acabados tanto internos como externos y sus medidas.
Hay tres grandes grupos de sistemas de cerramientos para estos espacios de guardado. Las puertas corredizas, ideales para cuando contamos con muy poco lugar, como un pasillo, por ejemplo. Las plegables, que permiten ver el interior de una sola vez, y las tradicionales puertas de abrir. Eso sí, tengamos en cuenta que su ángulo de apertura ocupa entre 0.50 y 0.70 cm.
El frente de las puertas debe elegirse con cuidado: marcan el estilo del placard y ayudan a integrarlo al ambiente. Si deseamos disimular su presencia, en una habitación de escasas dimensiones, elijamos el tono más parecido al de las paredes de la estancia. Los frentes laqueados tienen la ventaja de permitir el color exacto que necesitemos para tal fin.
El mercado argentino pone a nuestra disposición un amplio abanico de diseños de frentes: desde la clásica celosía, pasando por madera natural enchapada, melamina, vidrio laminado esmerilado, espejos, hasta llegar a los frentes de madera maciza.
Si una de nuestras “virtudes” es “la prolijidad” podemos sumarnos a la tendencia de dejar el placard sin puertas, de modo que los colores de las prendas se incorporen a la estética de la habitación. Los vestidores, de diversos tamaños, materiales y diseños, contribuyen a crear un ambiente y son una pieza básica en el interiorismo de este milenio.
El vestidor ha dejado de ser un elemento con el que sólo pueden contar las grandes casas. Casi no hay medidas restrictivas para tener una aproximación al mínimo requerido. Sólo basta un espacio de 2 mts de ancho y 0.60 cm de profundidad y, 1 mt entre frontal y frontal, como los “vestidores closet” que son pequeños vestidores pero con menos fondo.
Pero cuidado: un vestidor no es un placard grande. Hay que tomarse algo de tiempo para planificar correctamente su disposición y organización interior. La ubicación lógica será lo más cerca posible del dormitorio. Además, debemos analizar el vestuario para estimar requerimientos de guardado – si será compartido, si hay mucho calzado, si habrá que dividir la ropa por temporada, etc.
Si nuestra opción es un vestidor, pensemos que es importante aprovechar bien el espacio disponible. La distribución en “U” es la que ofrece mayor capacidad pero, si la habitación es pequeña, podemos optar por una organización en “L”, ya que se puede utilizar al máximo la esquina, dejando espacio suficiente para moverse y vestirse con comodidad.
Una correcta iluminación permite localizar las prendas más rápidamente y más aún si se trata de un lugar donde uno decide qué ponerse. De todas las opciones posibles, lo mejor son las lámparas led o de bajo consumo de luces blancas, que son las que mejor imitan la luz natural, para observar mejor los colores de las prendas.
Los interiores, tanto de placards modulares como de vestidores, conjugan tecnología y funcionalidad, sumándose al lenguaje de este tiempo.
Hay tres elementos que no pueden faltar en sus interiores: las barras abatibles para la ropa de colgar (un accesorio, con un dispositivo elevador hidráulico, que facilita el descenso de la barra hasta una altura cómoda), muy útil para utilizar la parte alta del armario; los cajones extraíbles compartimentados, que son muchos pero son básicos para las prendas pequeñas, y los estantes para la ropa doblada.
Lo último: los vestidores integrados en el dormitorio, despojados y minimalistas, generalmente laqueados en blanco. Los más vanguardistas: con puertas corredizas de vidrio tratado al ácido y marcos de aluminio cepillado.
Texto: Dis. Interiores Ana Thorschmidt
Fotos: archivo de Espacio&Confort