Una huerta en la cocina

Un sistema que permite transformar los desechos de alimentos en abono,producir tierra humus y cultivar vegetales y hierbas en nuestros hogares. Unaplanta de compostaje casera en el interior de la cocina.

Medio Ambiente 14 de octubre de 2011 Espacio&Confort

La idea nació en Alemania, un país donde la mayoría de la población vive en las ciudades (85%) y tan sólo el 6% de las tierras se dedican a los cultivos ecológicos. Allí, apenas algunos habitantes disponen de una huerta o un espacio, por mínimo que sea, para cultivar sus propios alimentos.
Tomando estos rasgos de su sociedad, Charlotte Dieckmann & Nils Ferber concibieron, diseñaron y construyeron Parasite Farm (Granja de Parásitos), un sistema de compost orgánico para interiores.
El objetivo de este proyecto es, según sus creadores, generar conciencia de la importancia de tareas como integrar la naturaleza a nuestras vidas, generar nuestro sustento, experimentar el crecimiento natural de las plantas y su origen, siguiéndole el rastro a la producción de alimento.
Se trata de un sistema de compostaje y cultivo casero. La importancia del compost es que suministra todos los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas, aprovechando los desechos orgánicos y convirtiéndolos en un fertilizante que mejora la estructura del suelo. Este proceso, con la utilización de Parasite Farm, podrá llevarse a cabo en la cocina de nuestro hogar, sin necesidad de ningún espacio verde.
¿Cómo funciona esta “granja de parásitos”? Lo primero a destacar es que este sistema utiliza los muebles existentes como infraestructura. El ciclo comienza en la cocina, donde la comida se convierte en residuo. Una tabla de cortar, que funciona también como tapa del compartimiento del compost, se desliza y permite almacenar los residuos en un contenedor. Allí, una serie de microorganismos descomponen los restos de comida que se convierten en los nutrientes necesarios para las plantas. Así es como los residuos se convierten en materia orgánica nuevamente.


Para airear el compost suficientemente hay ranuras de ventilación en la parte de abajo y atrás del contenedor. Después de unos días el agua contenida en los trozos de verduras frescas o frutas se almacena en un tanque transparente. Al ser usado en el riego actúa como fertilizante líquido para las plantas. Una pequeña ventanita en el tanque muestra el nivel del agua y da una pauta para saber cuando es necesario volver a regar las plantas.
Después de tres meses el primer ciclo de compost está completo. El abono yacerá en la rejilla y para recolectar algo de humus sólo hace falta sacudir un poco la rejilla y sacar el cajón inferior. El ciclo finaliza allí: el compost, rico en nutrientes, ya ha realizado su completa transformación y está listo para usarse como tierra para cultivo.
Los diseñadores de Parasite Farm incorporaron al ciclo unas macetas con luz artificial ubicadas sobre estantes de la cocina para cultivar allí mismo e incorporar el abono que se obtiene del container.
Los diseñadores esperan que con este ciclo de nutrientes de pequeña escala las personas puedan descubrir lo fascinante de cultivar sus propios alimentos y que se replantee la producción de alimentos actual.
Caminos sustentables para la vida actual. Los creadores hablan del leit motiv de su proyecto: “Pequeñas intervenciones en la rutina diaria puede ayudar a cuestionar los hábitos actuales o descubrir y adquirir nuevos hábitos. Parasite Farm no es la solución para la escasez de alimentos pero sí un intento de conseguir integrar la agricultura en nuestras vidas”.~

Residuos que se pueden utilizar para el compostaje


• frutas, hortalizas y papas
• los residuos de alimentos en pequeñas cantidades
• pan viejo, pasta cocida, arroz
• café con bolsas de filtro
• bolsitas de infusiones de té
• cáscaras de huevos pasados por agua
• flores marchitas de las macetas
• lana, algodón
• diarios que no tengan tinta de colores
• cartón, cajas, cartones de huevos


Fuente: www.nilsferber.de

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