El escape ideal

En la entrada, un portón negro y dos muros de ladrillos esperan a sus dueños y a sus posibles invitados. Tarea fácil es la que tienen, ya que aquel que ingrese, lo hace por placer; lo hace porque sabe que allí puede descansar, respirar y resguardarse de las rutinas. En este primer espacio se colocaron ornamentos en el portón; molduras en los muros existentes y en el techo, además de bordes de terminación en éste último. Si se continúa ingresando, una cochera para cuatro autos fue instalada con la forma de tinglado campestre para estar en sintonía con el resto de la casa. Si hay algo que viste a una construcción, es la fachada. Es entonces, su originalidad y distinción la que otorgan personalidad a la quinta. Por eso éstas se modificaron revistiendo con lajas irregulares de San Juan el enmarque de las aberturas, como así también se remodelaron las rejas existentes y se colocaron aleros metálicos con vidrios, cortina y toldos. Primordial modificación la de las fachadas, ya que se planificó para continuar con el estilo de casa de campo que fue solicitado. De la misma manera se pensó en la iluminación: en el exterior y en el interior se colocaron luminarias de estilo colonial. Dentro del inmenso parque se incorporó la galería, un lugar de reunión y solárium que, enriquecida por la fuente, se convierte en uno de los espacios más vistosos y tranquilos de la quinta. Si se observa detenidamente, se destacan los pilares y el arco que enmarcan con fuerza la piscina –ésta última también remodelada-. En una quinta no puede faltar el verde, no puede estar descuidada la naturaleza. Bueno, aquí no sólo eso no sucede, sino que las especies añosas son originarias del terreno, excluyendo las palmeras del acceso y el jardín frente al bow-window. Con el mismo criterio se respetaron las plantaciones de frutales. Y si en una quinta no pueden ausentarse los detalles naturales, tampoco puede faltar un espacio adecuado para el asado. Aquí se decidió colocar un asador techado octogonal que completa la parrilla existente. Junto a este sector, se encuentra la pérgola de hormigón armado que da continuidad a la salida del Salón de Campo con inmensos macetones al pie de sus columnas. Dentro del espacio privado, en el distinguido salón de campo, se recuperó el antiguo lugar de trabajo de selección de flores, transformándolo en un lugar de reunión con la imprescindible incorporación de un hogar a leña y estufa de hierro fundido. Es en los dormitorios donde priman los colores apacibles, en composé con la modificación realizada en los pisos, ya que dejaron de ser de madera para pasar a ser de cerámicos enmarcados por guardas. 2 El living se convirtió en un espacio acogedor, con acceso a la vivienda, a la que se le incorporó puerta y herrería de seguridad, amplios ventanales y una puerta balcón de salida al parque. Por último, el baño fue remodelado entero, con pisos, revestimientos y artefactos. Y para completar la intervención a la quinta, la cocina permite una importante vista al parque. En ella se colocó mobiliario con carpinterías vidriadas en madera de cedro molduradas y se incorporó un lugar de desayuno, una puerta vaivén y un pasillo privado que además comunica a los dormitorios. La importancia de la remodelación en esta quinta radica en la fuerza que toma este espacio de relax. En definitiva, cuando alguien decide cambiar algo de lugar, reemplazar una cosa por otra, ampliar espacios que antes eran pequeños o reducir aquéllos que carecían de privacidad, lo hace para sentirse mejor y darle rienda suelta a la fantasía y al confort. Esta quinta se convierte así, en la válvula de escape ideal.

Fotos: Leandro Arévalo
Texto: Antonela Schiantarelli

[ INFORMACIÓN ]
Tipo de proyecto: Remodelación casa quinta
Ubicación: Villa Elisa, La Plata
Terreno: 98x100m
Año de remodelación: 2010-2011