El uso del vidrio en la construcción y en la decoración ha crecido enormemente en las últimas décadas, poniendo de manifiesto cada vez con más frecuencia la necesidad de contar con seguridad en caso de rotura.
El vidrio templado es un tipo de vidrio de seguridad. El proceso por el cual se transforma un vidrio crudo en templado consiste en exponerlo a una temperatura de ablandamiento alrededor de los 650°C durante un tiempo, según su espesor, y luego enfriarlo bruscamente con aire. Todo este proceso se lleva a cabo en un horno para el templado de vidrio.
Los hornos con tecnología de última generación, permiten templar vidrios Low E (reflectivos o de baja emisividad); se trata de un vidrio con características especiales, muy popular en Europa en la actualidad, que le otorgan la propiedad de aumentar el ahorro energético. De esta manera le confieren mayor resistencia estructural y al impacto que el vidrio sin tratar.
Cuando el vidrio ya está templado no se puede cortar, hacer agujeros, ni pulir. Por este motivo, todas las manufacturas y técnicas deberán ser realizadas previamente al templado. De realizarse posteriormente, se provocaría la rotura del vidrio.
Mediante este proceso se logra una mayor resistencia a los golpes y tensiones, así también como a los cambios de temperatura (cabe destacar que soporta variaciones que alcanzan los 250° C). El vidrio se vuelve auto portante, pudiendo utilizarse en puertas, mamparas de baño o muebles diversos.
Otras de las características del vidrio templado y una de las más importantes es su forma de romperse de manera segura, ya que al quebrarse se generan piezas de 1 cm x 1 cm aproximadamente, sin ocasionar daños que pongan en peligro la vida de las personas. Su forma de rotura es de pequeños fragmentos sin aristas cortantes, a diferencia del vidrio crudo que se rompe en grandes fragmentos con filo.
El vidrio templado posee una resistencia cuatro a cinco veces superior a la del vidrio ordinario. Además, su ventaja con respecto al vidrio laminado es que no pierde transparencia.
Su campo de aplicación es muy amplio, tanto para edificios como para los automóviles y el transporte. Por ejemplo parabrisas y ventanas, fachadas de edificios, puertas correderas de cristal y tabiques en las casas y oficinas, balcones vidriados, muebles de vidrio tales como mesas, y muchos otros.
Así, nos encontramos frente a un material que por sus características es considerado como un vidrio de seguridad y su uso suele ser recomendado en diversas áreas susceptibles al impacto humano. Resistencia y seguridad son propiedades que siempre son buscadas a la hora de emprender cualquier trabajo constructivo. Los vidrios templados saben conjugarlas.
Fuente y fotos: Templados Super
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