Electrodomésticos eficientes

**la administraci on del uso de la energia nos obliga a poner atencion entodos los ambitos, sobre todo en nuestro hogar; ademas de una iluminacionadecuada, resulta imprescindible empezar a tomar medidas y decisiones para quenuestros

Medio Ambiente 12 de abril de 2012 Espacio&Confort

Hace algunas décadas, la inquietud por encontrar modos de reducir el consumo de energía eléctrica con el objetivo de reducir los costos y disminuir el daño al medio ambiente se hizo presente en el mundo, haciéndose cada vez más fuerte con el correr de los años.Fueron apareciendo nuevas tecnologías donde la eficiencia energética se convirtió en consigna a seguir por todos los fabricantes y los usuarios. Y como dentro de los hogares, el mayor consumo energético corresponde a los electrodomésticos, la calefacción, el aire acondicionado y la iluminación, la apuesta a reducir el costo energético en estos productos (sobre todo en los electrodomésticos) se hizo cada vez más fuerte.Sin embargo, antes de seguir es fundamental destacar que no sólo es necesario reducir los procesos y la cantidad de equipos que funcionan con energía, sino además implementar un uso adecuado y racional de la misma.Ahora bien, al comprar un electrodoméstico para el hogar debemos elegir el de menor consumo de agua y electricidad.Verificar el etiquetado energético que ordenan los artefactos de acuerdo a las clases de eficiencia y sus condiciones técnicas nos permitirá elegir el equipo de mejor rendimiento. Ahora bien… ¿de qué se trata este etiquetado?Las etiquetas de eficiencia energética* son etiquetas informativas adheridas a los productos, que proporcionan datos a los consumidores para que puedan adquirir estos productos con la información adecuada desde el punto de vista energético. En los últimos años fue reglamentando la obligatoriedad de estas etiquetas en electrodomésticos como lavarropas, heladeras, aires acondicionados, entre otros.Este etiquetado no sólo informa sobre el consumo energético, sino que además aporta otros datos vinculados complementarios, como el ruido, el ciclo normal de vida, eficacia de lavado, consumo de agua, etc. Es decir, estas etiquetas se dividen en dos partes; la primera refiere a la marca y a la clase de eficiencia del electrodoméstico; y la segunda depende de la funcionalidad de cada aparato y varía dependiendo del electrodoméstico.La escala presenta siete clases de eficiencia, las cuales se categorizan por medio de letras y colores; el color verde y la clase A corresponden a los equipos más eficientes, mientras que el color rojo y la clase G están asignados a los aparatos menos eficientes.Podría pensarse la clasificación en tres grandes grupos: las etiquetas A, B y C, como aquellos electrodomésticos más eficientes; D y E, que son los que presentan un consumo medio; y F y G, que indican un alto consumo de energía (pueden llegar a consumir el triple de energía que los de clase A). Cada letra que baja en la escala a partir de la A supone un incremento del consumo energético sobre un 10% más que la letra que le precede.Para asignar los valores de las etiquetas se calculó la media anual de consumo para cada tipo de electrodomésticos (sólo para los que producen mayor gasto), y se les adjudicó el valor intermedio entre las letras D y E. A partir de este punto se calcularon las demás letras de la escala, donde la A es la máxima eficiencia y la G la mínima.Así se definió entonces la eficiencia de los electrodomésticos, es decir: un electrodoméstico resulta eficiente si ofrece las mismas prestaciones que otros consumiendo menos energía. Suele ocurrir que estos electrodomésticos más eficientes resulten más caros pero, a largo plazo, se ahorra más energía y se amortiza el gasto gracias a su menor consumo.La implementación de la etiqueta energética resultó muy útil en todos los países ya que permitió lograr una reducción del consumo de energía y respeto por el medio ambiente. Es fundamental aprender a usar la energía necesaria, sin renunciar a la calidad de vida, eligiendo la alternativa más eficiente. Sólo basta con fijarse en la etiqueta, comprar el aparato que se ajuste a las necesidades de cada hogar, y usarlos de manera adecuada. El uso racional de los electrodomésticos también es nuestra responsabilidad.~
Hace algunas décadas, la inquietud por encontrar modos de reducir el consumo de energía eléctrica con el objetivo de reducir los costos y disminuir el daño al medio ambiente se hizo presente en el mundo, haciéndose cada vez más fuerte con el correr de los años.
Fueron apareciendo nuevas tecnologías donde la eficiencia energética se convirtió en consigna a seguir por todos los fabricantes y los usuarios. Y como dentro de los hogares, el mayor consumo energético corresponde a los electrodomésticos, la calefacción, el aire acondicionado y la iluminación, la apuesta a reducir el costo energético en estos productos (sobre todo en los electrodomésticos) se hizo cada vez más fuerte.
Sin embargo, antes de seguir es fundamental destacar que no sólo es necesario reducir los procesos y la cantidad de equipos que funcionan con energía, sino además implementar un uso adecuado y racional de la misma.
Ahora bien, al comprar un electrodoméstico para el hogar debemos elegir el de menor consumo de agua y electricidad.


Verificar el etiquetado energético que ordenan los artefactos de acuerdo a las clases de eficiencia y sus condiciones técnicas nos permitirá elegir el equipo de mejor rendimiento. Ahora bien… ¿de qué se trata este etiquetado?
Las etiquetas de eficiencia energética* son etiquetas informativas adheridas a los productos, que proporcionan datos a los consumidores para que puedan adquirir estos productos con la información adecuada desde el punto de vista energético. En los últimos años fue reglamentando la obligatoriedad de estas etiquetas en electrodomésticos como lavarropas, heladeras, aires acondicionados, entre otros.
Este etiquetado no sólo informa sobre el consumo energético, sino que además aporta otros datos vinculados complementarios, como el ruido, el ciclo normal de vida, eficacia de lavado, consumo de agua, etc. Es decir, estas etiquetas se dividen en dos partes; la primera refiere a la marca y a la clase de eficiencia del electrodoméstico; y la segunda depende de la funcionalidad de cada aparato y varía dependiendo del electrodoméstico.

La escala presenta siete clases de eficiencia, las cuales se categorizan por medio de letras y colores; el color verde y la clase A corresponden a los equipos más eficientes, mientras que el color rojo y la clase G están asignados a los aparatos menos eficientes.
Podría pensarse la clasificación en tres grandes grupos: las etiquetas A, B y C, como aquellos electrodomésticos más eficientes; D y E, que son los que presentan un consumo medio; y F y G, que indican un alto consumo de energía (pueden llegar a consumir el triple de energía que los de clase A). Cada letra que baja en la escala a partir de la A supone un incremento del consumo energético sobre un 10% más que la letra que le precede.

Para asignar los valores de las etiquetas se calculó la media anual de consumo para cada tipo de electrodomésticos (sólo para los que producen mayor gasto), y se les adjudicó el valor intermedio entre las letras D y E. A partir de este punto se calcularon las demás letras de la escala, donde la A es la máxima eficiencia y la G la mínima.
Así se definió entonces la eficiencia de los electrodomésticos, es decir: un electrodoméstico resulta eficiente si ofrece las mismas prestaciones que otros consumiendo menos energía. Suele ocurrir que estos electrodomésticos más eficientes resulten más caros pero, a largo plazo, se ahorra más energía y se amortiza el gasto gracias a su menor consumo.
La implementación de la etiqueta energética resultó muy útil en todos los países ya que permitió lograr una reducción del consumo de energía y respeto por el medio ambiente. Es fundamental aprender a usar la energía necesaria, sin renunciar a la calidad de vida, eligiendo la alternativa más eficiente. Sólo basta con fijarse en la etiqueta, comprar el aparato que se ajuste a las necesidades de cada hogar, y usarlos de manera adecuada. El uso racional de los electrodomésticos también es nuestra responsabilidad.~

Fuente: Secretaría de Energía de la República Argentina

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