¿Qué es la luz y cuánto influye en nuestra vida? ¿De qué manera concretar con ella un proyecto que tenga un carácter personal? Estas son apenas algunas líneas a tener en cuenta a la hora de definir cómo pensar la luz.
La luz como componente esencial de un entorno nos permite interactuar con los objetos, modificar la apariencia del espacio, influir sobre su estética, optimizar el rendimiento visual.
Pero no sólo afecta las capacidades visuales sino también nuestra salud y bienestar.
La luz como parte fundamental de nuestra vida marca el ritmo natural de las noches y los días.
Adaptar la luz con sus características (focal, difusa, brillante, cálida, neutra, fría), a las preferencias personales nos permite favorecer la motivación y por lo tanto el rendimiento en determinadas ocasiones.
Al variar el color y la intensidad de la luz, nuestros estímulos se modifican y podemos llegar a una mayor relajación.
De esta manera, la luz logra influir en nuestro estado de ánimo, inspirar, emocionar, atraer y transmitir emociones.
Por ello, es necesario otorgarle a la iluminación un carácter de importancia. En un proyecto de iluminación sensible podemos ir más allá de conseguir contrastes y evitar los posibles efectos de deslumbramiento. Debemos recrear ambientes saludables, seguros y confortables.
En este sentido, al emprender un proyecto sensible debemos explorar los requerimientos emocionales: sensación de bienestar y motivación personal. Pero por tratarse de un vínculo personal con la luz y los ambientes que transita, es fundamental trabajar junto a cada individuo para:
• EXPLORAR en función de las necesidades de cada persona.
• ESTUDIAR, recabar sus opiniones y aspiraciones.
• APRENDER cómo se relaciona con sus ambientes para poder construir un buen vínculo.
• ADAPTAR la luz según las preferencias personales.
• PERSONALIZAR cada espacio, definiendo el contenido de luz con sus variantes para cada ocasión.
• PROYECTAR para que la luz brinde emociones positivas en cada espacio y en cada momento.
• CREAR ambientes que llenen sus expectativas.
Debemos considerar convocar a un especialista que nos haga conocer las posibilidades que la luz tiene para dar forma a nuestro espacio: la luz es el alma del espacio.•
Fuente y foto: Alejandro Lo Grasso
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